Emprender nunca es una tarea sencilla. Crear una empresa desde cero, pensarla, organizarla y hacerla madurar no es para cualquiera. Pero más complicado aun es cuando el país atraviesa una crisis en la que las variables macroeconómicas para los años siguientes no están del todo claras.
Pero crisis es oportunidad, y frente al temor de muchos al arrancar algo nuevo, los más osados pueden llegar a tener una ventaja competitiva. Eso sí: más que nunca es momento de analizar algunas variables para evitar ir directo al fracaso.
¿A quién le vas a vender?
Un error muy frecuente es pensar el producto o servicio pero no pensar quién es el cliente que va a comprarlo o contratarlo. ¿A quién le resuelve una necesidad este emprendimiento? ¿Vas a vender un producto de excelencia para gente con mucho dinero dispuesto a pagarlo? ¿O por el contrario vas a vender un producto barato para que lo adquiera gente de bajo poder adquisitivo?
Primero pensar en el cliente y después en lo que vas a ofrecer.
¿Tiene plata tu público objetivo?
Independientemente del punto anterior, no hay que descartar nunca la dinámica de la crisis. El precio que determinaste para el producto o servicio que le vas a vender a ese público seleccionado, ¿es acorde a la realidad actual? ¿El producto que vendés tendrá salida en el lugar que elegiste para comercializarlo? ¿O quizás ese público que en otro momento te hubiera comprado hoy está priorizando otros gastos?
Ejemplo concreto. Un kiosco en un barrio clase media baja en que no hay ningún otro competidor. ¿Resuelve un problema? Sí. El volumen de ventas de la zona, ¿será igual de importante que en momentos de prosperidad? ¿Conviene o no postergar la inversión?
Las finanzas y la inversión inicial
Disponés de un capital para arrancar. Puede ser por ahorros que tenías, una indemnización o un préstamo. La inversión se irá haciendo a lo largo de un tiempo (un año por ejemplo). Hay que cuidar que ese dinero no se deprecie por la inflación y que conserve su poder adquisitivo.
Para esto son muy útiles las líneas de inversión que tiene, por ejemplo, el BIND. Desde fondos comunes de inversión hasta plazos fijos que hoy ofrecen una rentabilidad superior al 40% anual.
Los costos en el tiempo
Es muy difícil calcular cuáles serán los costos de un emprendimiento de acá a un año. La inflación debe ser tenida en cuenta siempre a la hora de planificar el proyecto.
El sueldo de los empleados no va a ser el mismo hoy que dentro de 10 meses. El costo del producto tampoco será el mismo. Quizás los precios no se puedan ajustar tanto como esos aumentos de costos.
En ese sentido hay que tener en cuenta la cuestión impositiva. Algunos impuestos, como Ganancias, se pagan sobre la rentabilidad nominal y no la real. Eso debe ser considerado en el plan de negocios.
¿Cuál es la rentabilidad real del proyecto?
En la actualidad es difícil competirle a las altas tasas de interés de las inversiones financieras. Pero más allá de la rentabilidad real existe otra dimensión: la de emprender un negocio a largo plazo con infinitas posibilidades de crecimiento… Tantas posibilidades como el empeño que el emprendedor le ponga a su proyecto.