Agarrar el celular. Escanear un código QR, que aparezca el monto en una aplicación y pagar. Así de fácil puede resultar este mecanismo si es que cada vez más empresas de pagos móviles empiezan a incorporar el escaneo de este tipo de códigos. Y ya lo pueden hacer: el Banco Central (y la mesa de innovación) estandarizó su uso a mediados de enero.
En términos criollos, el código QR es como el de barras (en rigor, es su evolución). Es un módulo para almacenar información en una matriz de puntos o en un código de barras bidimensional. Permite que, al ser escaneado, pueda ofrecer información adicional. En el caso de productos, esto podría ser su valor nutricional o enlaces para conocer más sobre él… incluyendo su precio.
Según una de sus últimas comunicaciones (la A6425), el objetivo del BCRA es que esto permita agilizar los pagos para los consumidores, pero sobre todo que sea una ventaja para los comercios. En una situación hipotética el sistema funcionaría así: alguien llega a un local, escanea desde una app de pagos el QR de un producto (o de un ticket) y abona directamente desde allí con el medio de pago que prefiera.
Una ventaja para las tiendas es que cobrar mediante este método no implica comisión para el vendedor como sí al hacerlo con tarjeta de débito (una de las grandes trabas para el pequeño comerciante) y no tiene costo asociado ni inicial ni mensual (como sí lo tiene el posnet o incluso el Point o cualquier sistema inalámbrico).
Una de las claves del QR es que se integra con las billeteras electrónicas. Estas funcionan mediante una aplicación que se descarga en el celular (como Todo Pago, VALE PEI y MercadoPago).
Lo primero que debe hacer un usuario es cargar los datos de las cuentas bancarias y las tarjetas a ese sistema. Luego, al llegar a un local, podrá optar por escanear el código desde alguna de estas apps. Al querer abonar, se podrá elegir el medio de pago desde el teléfono. La idea detrás de este sistema impulsado por el BCRA es evitar el uso de efectivo y fomentar el pago por medios electrónicos.
Y se suma a otras medidas de innovación que ya fueron mencionadas aquí: la firma biométrica, abrir cuentas a distancia, el Botón de pago, el DEBIN, el depósito electrónico de cheques, el alias -más ágil para transferencias- y la identidad digital, algo todavía no implementado pero que podría ser lo que viene.