La innovación tecnológica desafía constantemente a las empresas financieras. La competitividad del mercado obliga a los bancos a pensar constantemente cómo pueden ser más rápidos, qué hacer para generar más valor para el usuario, y cuáles son las comodidades que le pueden ofrecer a sus clientes sin que éstos lo tengan que pedir. En este sentido, la biometría viene a marcar la cancha.
Qué es la biometría
Existen bases de datos de personas construidas con imágenes de redes sociales, sitios web de fotografías, servicios de citas, y cámaras colocadas tanto en la vía pública como en lugares privados. La biometría es un tipo de tecnología que se basa en el reconocimiento de una característica física unívoca de las personas, como por ejemplo, la huella digital, el reconocimiento del patrón venoso del dedo o facial para identificar al sujeto. Lo hace mediante «redes neurales», las cuales son sistemas matemáticos complejos que requieren grandes cantidades de datos para generar el reconocimiento por patrones.
Este mecanismo de reconocimiento muchas veces es parte de nuestra vida cotidiana y no lo notamos. Puede ser el desbloqueo del celular a través de una huella digital, o la puerta de una habitación en un hotel. También se emplea en el control de fronteras de algunos países, por ejemplo. Y así como está lo cercano y tangible, se ha llegado a ficcionalizar un futuro uso posible para esta tecnología: en el capítulo “Be Right Back”, de la serie Black Mirror, una mujer que pierde a su pareja en un accidente y acepta la utilización de un software que, en base a la información que recolecta del correo electrónico y las redes sociales de su difunto marido, crea virtualmente de nuevo a su esposo.
Y ahora en los bancos
Por lo pronto, el manejo de la biometría todavía está en manos humanas. Ahora bien, ¿cuáles son los principales motivos por los que un banco aplicaría la biometría? Para el propio banco implica una ventaja en la optimización de los procesos, mayor eficiencia. Para los clientes hay dos razones fundamentales: la seguridad y la comodidad.
El futuro avanza hacia la implementación de sistemas de pagos invisibles en los que el cliente entre a un negocio y consuma sin tener que pasar por caja. Vamos camino a no hacer nunca más esas eternas colas para pagar. Es posible que prontamente ni siquiera sea necesaria la presentación física de un medio o dispositivo a la hora de realizar un pago, y que simplemente la huella digital o el reconocimiento facial del cliente logren la autenticación de su identidad con el banco de manera remota. En China es cada vez más común pagar con el rostro, con solo sonreír a la cámara. En el proceso de transformación digital, algunos bancos en nuestro país (como el BIND) cuentan con biometría para validar la apertura de una cuenta online o para ingresar al home banking.
Qué beneficios trae en medidas de seguridad
Más allá de las comodidades que pueda representar, hay importantes factores de seguridad que mejoran al implementar este método. La unicidad de la identidad bloquea automáticamente la posibilidad de una falsificación de la misma. La adulteración de una clave o un pin ya no es un riesgo. Para las entidades, en tanto, los factores singulares de cada persona, como la huella dactilar, la voz o el reconocimiento facial, se pueden cotejar fácilmente, incluso con bases de datos públicas. Y para los usuarios evita que tengan que transportar materialmente el producto de valor (tarjetas o efectivo) y correr riesgos de robo o extravío para realizar operaciones.
Sin dudas, las ventajas están a la vista: cada vez genera más valor para el cliente. Y sobre todo, mejora su experiencia.